BUENOS AIRES.- Juan Román Riquelme brindó ayer una verdadera lección de sus mejores cualidades futbolísticas y llevó a Boca a un empate que parecía impensado, de acuerdo a las numerosas situaciones adversas por las que debió atravesar su equipo durante el partido contra Independiente, en la Bombonera, por la quinta fecha del torneo Clausura.
Sin su goleador, Martín Palermo, por acumulación de tarjetas amarillas, el conjunto «xeneize» sufrió la falta de contundencia de su histórico delantero, que contrastó con la buena fortuna de los «Rojos», que se pusieron en ventaja cuando sólo se jugaban seis minutos, por intermedio del zaguero Julio César Cáceres, en contra.
Hasta ese momento, Independiente había mostrado argumentos sólidos como para aspirar a ese triunfo parcial, en el marco de un encuentro muy parejo y con acciones de peligro en ambas áreas: la prolijidad en el manejo de la pelota de Fredy Grisales, las subidas de Gastón Machín por la derecha, la «explosión» del «Rolfi» Daniel Montenegro y la potencia ofensiva de Germán Denis.
Boca pareció sufrir el cimbronazo del primer tanto, conseguido a merced de la mala fortuna del defensor paraguayo, pero también debido a un acierto ofensivo de los visitantes, luego de una buena combinación entre Montenegro y Machín, que el volante culminó con un fuerte y cerrado centro que el zaguero terminó empujando al gol. (EL Siglo)